Argentina cuenta con un sistema carcelario basado en normativas antiguas del siglo XIX,
la rigurosidad, la violencia y las torturas siguén siendo parte del mismo. Los policías son colocados en un papel de superioridad mientras que por otra parte el delincuente pierde su total identidad como ser humano. Establecimientos viejos, condiciones lamentables y sobre todo poco espacio fisico para los internos son algunas caracteristicas de las prisiones actuales. Existen notorias fallas que algunos parecen ignorar, los medios de comunicación se encargan de mostrarnos a la imagen del preso como si este mismo fuese un
monstruo, la absurda idea de que el delito es una causa individual y no social, haciendo responsable únicamente al interno y no al contexto, degradando a su persona y no a los verdaderos culpables.
El sistema penal fuertemente ligado a la corrupción, perdió total credibilidad,
Un sistema carcelario que no cumple con las leyes constitucionales que afirman que un detenido pierde solamente el derecho a la libertad y bajo ninguna circunstancia se puede hacer uso de la violencia.
El poder judicial y legislativo pareciesen no comprender que para que esta gran problemática comience a ser justa y efectiva debe generarse un replanteamiento total, comenzando por preservar la salud mental de los internos, rehabilitandolos para que cuando cumplan su condena puedan restablecerse de la mejor manera posible a la sociedad. A los presos se los condena y se los castiga brutalmente, pero no son rehabilitados, no se les brinda contención emocional, ni de ningún tipo, este es uno de los principales motivos por el cual los presos una vez que recuperan su libertad vuelven a delinquir.
Una policía ineficiente, agresiva, deshumana, que se multiplica en cantidad pero no en calidad, un estado que parece lavarse las manos ante tan tamaño inconveniente, medios de difusión que muentran realidades difusas, que ejecutan sutiles maneras de confundir y de ocultar a los verdaderos responsables, un sistema carcelario que no cumple con lo pactado y que parece ser reformado solo en tratados constitucionales y unos pobres perejiles proporcionales a la población, pagando el precio de la
desorganización, de la exclusión y de la marginalización.
Los internos: La mayoría de ellos provienen de estratos sociales bajos, no cuentan con recursos educativos, escasas posibilidades de insertarse al sistema laboral y acarrean historias de desatención en sus necesidades básicas. estadísticamente un noventa porciento de ellos son jovenes de sexo masculino y estan privados de su libertad por delitos contra el patrimonio, tráfico de drogas o delito contra las personas.
Secuelas: La prisión des-socializa, el encierro logra que cualquier persona pierda la continuidad de una vida normal, des-adaptando e incapacitando la reintegración. perdida de la visión por atrofia debido a la falta de luz de los establecimientos y el poco contacto con el exterior, alteraciones sensoriales, problemas olfativos y auditivos por causa del ruido permanente y adulteraciones en la imagén personal. El aislamiento genera distorsiones en la medición de distancias, atrofias musculares y pediculosis. Se generan consecuencias psicológicas, temor, estres, desconfianza, paranoia, sensación de inseguridad, obsesión, agresividad y egocentrismo. Es común encontrar casos de depresión y multiples intentos de suicidios .Practicas homosexuales debido a que las pulsiones sexuales con la represión y el aislamiento se manifiestan doblemente y al poco contacto con el sexo opuesto que le permiten tener. Con el maltrato psicológico el deseo de venganza se potencia aun más. Inestabilidad emocional, sensación de peligro constante, entre otras.
'De todos los esclavos el que defiende al amo es el más cobarde'
gracias al libro,
el Problema Carcelario de Raúl Salinas.
¤ La Frecuencia ¤