Yo creo que la solidaridad es un acto cotidiano, uno puede sentirlo cuando por ejemplo viaja en subte y se te revuelve el estómago cuando pasa un chico pidiendo monedas e indiscutiblemente no pensas en formalidades, no pensas en lógicas porque es más fuerte el impulso que nace desde adentro. La solidaridad es una sensación espontánea. Ser solidarios requiere dejar de lado la estrechez de mente y abolir la discriminación porque en nada se relaciona ayudar con clasificar, con estigmatizar. Sin embargo yo noto discriminación en las palabras, en la forma en que la gente se manifiesta a la hora de hablar de otras personas, en el modo en que se entienden las diferencias, sociales, religiosas, económicas, políticas y limítrofes. Lo noto en las miradas, tal como esa gente que pasa por al lado de alguien que está en situación de calle y simplemente la/o ignora, sigue pensando en la oficina o en la cena y no se advierte ni le duele un poco algo, lo noto hasta en el aire.
Un acto solidario puede ser sencillamente mirar a los ojos a un excluído social y sonreír, darle la mano, preguntarle como esta, que cuenta de nuevo, intentar acercarse empezando por dejar de ser seres lejanos e individualistas. Cuando hablo de lejanía e individualismo me refiero a la rigidez, a capacidad anulada de colocarnos en el lugar del otro, me refiero a la sensibilidad, a esa sensación que debería invadirnos ante el dolor ajeno, que debería penetrarnos los huesos, asaltarnos el alma, irrumpirnos la vida.
Hoy la palabra ayudar se corre de boca en boca tras el conflicto Árabe-Isrraelí y la guerra en Siria, pero lo cierto es que dar y compadecerse del otro tendría que ser algo de todos los días, en nuestra escencía debería abundar la misericordia, luchar por el otro y revelarnos ante las injusticias del mundo tendría que ser objetivo principal en nuestras vidas.
Hay que ayudar a la gente de Siria, a los inmigrantes de todo el mundo. Hay que ayudar a las personas de América, de Argentina, de Chaco. Hay que ayudar a los que piden monedas en Once, en nuestro barrio, hay que ayudar al vecino, al amigo, al hermano, hay que ayudar incluso a nuestros enemigos. No empecemos a catalogar a quien y porque deberíamos ayudar primero porque eso nada tiene que ver con ayudar.
"La solidaridad debería ser el idioma del mundo"
¤ La Frecuencia ¤
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