Sección de poesía
Cuarta parte: Vitrales.
-101-
No basto,
acuarelar cuadritos
e imantarlos
en la heladera.
Tampoco,
Tailandia,
de fondo de pantalla
en el ordenador.
Ni el otoño,
que pinte
en la alacena
ò la sabana africana,
que encuadre
y coloqué en el cuarto.
Tampoco,
las fotografías
que colgué,
con mini broches
de colores
y adorne,
por alrededor
con luces navideñas.
Despavorida,
subì al tren
de las chirolas,
se alejo,
mi trasero
y respire,
atrofiada.
Bastaron,
mis ganas de huir.
-122-
Escape,
a la terraza del barco,
para fumarme
la noche,
en lugar de
a las personas.
Pero pronto llegaste,
con acento francés
y con la bruma tibia.
Supe de inmediato,
que eras vos,
supe que volviste
en otro cuerpo.
¡Maldiciòn!
si algo le faltaba
a este oportuno momento,
era que tu silencio
vuelva a convencerme,
del amor,
inmarcesible.
-110-
Y entonces,
ok.
Entinte,
mi pelo de azul,
para plasmar
la irridiscencia.
Incinere,
a la etapa,
la barnice,
con agua oxigenada
volumen 30.
Unte,
sobre mi cabeza,
el mar
y el desconcierto.
-111-
Mauro,
arma un bareto,
en papel celulosa.
Mientras yo,
pienso...
No se escribirte
un poema abstracto,
como lo hago,
con el resto de mi vida.
Contigo,
dejo a un lado
los artificios.
Me desnudo,
en el sofá
y estiro
mis piernas peludas.
a ti no tengo,
que impresionarte,
tu me amas
porque si,
aunque yo no sepa
escribirte un poema abstracto,
ni masajearte la espalda,
ni cocinarte un huevo frito.
-145-
Un trozo de carne,
ornamentado
en mi plato,
con sus jugos rojos,
rebozando.
Yo,
asociando simbolismos,
como una de mis tantas,
obsesiones compulsivas.
Espíritu,
capitalismo,
digestión,
anunnakis,
nutrientes,
monsanto,
cucumelos,
páncreas,
huesos,
premolares,
anarquismo,
hospitales,
Mauricio Macri,
transacciones,
Donald Trump,
vómitos,
el arca de Noè.
mi condición
de humana,
cólicos.
¿Tragar o no tragar?
Shakespeare,
me observa,
detrás de los vitrales.
Transgènicos,
caníbales,
apocalipsis,
hígado,
costilla,
molleja,
coágulos,
ayuno,
budismo,
hinduismo,
medio oriente.
Shakespeare,
me observa
detrás de los vitrales.
-150-
Toco timbre,
-la locura-
abrì la puerta,
en bata de baño
y pantuflas.
Una mascarilla verde
almibaraba mi rostro.
Refregandome los ojos,
comprobé,
que era nuevamente ella.
llevaba un pastel
en la mano
y vestia,
un traje de lino negro.
Era mujer,
pero parecía hombre
si no se la observaba de cerca.
¡Otra vez en mi porche!
le di la bienvenida
y le hice un gesto desganado,
para que entrara
y se sentara en el living.
Prepare café de maquina
y me detuve,
como sin ya remedio
a escuchar.
- Le traje su pastel preferido
de crema y fresa.
Asentí con la cabeza.
- Ademàs esta formal invitación.
Tomé la tarjeta
y leì obstinada.
'Formal invitación a una vida normal.
Trabajo bien remunerado,
apartamento y mascota incluidos.
quince días de vacaciones anuales'.
Levante la mirada,
fantasmagórica,
la mire penetrante
y sin que tuviese
que agregar mas palabras,
se levanto de prisa.
-¡Escucheme mujer!
es una increíble oferta,
hablaba temeraria,
mientras sus tacones
relinchaban,
como caballos retobados
contra las baldosas de mármol.
La acompañe hasta la entrada.
-Conservas el mismo número telefónico?
Pregunte para no resultar
tan descortés,
ella gesticulo afirmativo
y se acomodo los lentes de leer.
- Cualquier cosita la llamo,
sonreí irónica
y solté el picaporte.
-La frecuencia-
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